Defendamos a Cojedes [Sábado:
22/11/2014]
EN ECONOMÍA DE
GUERRA… “NO HAY MONOPOLIO”
Saludos amigos(as) lectores
“Defensores de la sinceridad”, con exigencia oportuna frente a los actores
políticos de las elevadas esferas del poder político nacional [léase: altos
funcionarios del Gabinete Ejecutivo, así como Legisladores y Magistrados, más
aún, los “Protectores” el Poder Moral],
quienes son responsables y están obligados a sentar precedentes positivos en
favor de proteger al ciudadano común y resguardar los derechos o garantías de
su núcleo familiar. En principio, la sensatez del poder político debe “darle un parao” a las injusticias por
uso abusivo de autoridad (arbitrariedad) y el uso indebido de los recursos del
Estado (corrupción).
La sabiduría del gobierno
debería mostrarse en reconocer y rectificar los errores que han traído el caos
económico. La cordura de los líderes oficialistas debe permitirles “tomar el toro por los cachos” en vez de
“torear los problemas echándole el muerto
a los demás”. Es decir, los representantes del gobierno deben reflexionar y
abandonar “la maña del Avestruz” y esas
indolentes “posturas de vista gorda”
ante las penurias de la población. En fin, ha de reconocer y llamar a La Crisis
por su nombre, desterrando ese dañoso “populismo barato aliñado con demagogia pura” que esquiva, posterga o ignora la
calamidad del pobre… que hoy por hoy, “le tiene el estomago pegáo
del espinazo al pueblo ingenuo que creyó en aquella coba del socialismo del
siglo 21”.
El Gobierno “está cosechando lo que ha ido sembrando”
como política económica. Es fácil recordar la historia reciente de las
arbitrarias ocupaciones, confiscaciones,
decomisos y expropiaciones de medios de producción de materia prima; las estatizaciones de fábricas, industrias y
otras plantas de transformación de bienes de consumo y materiales de
construcción; las intervenciones de
cadenas de supermercados y agro-tiendas; cierre operativo de ensambladoras de vehículos y equipos especializados; asfixia
fiscal de empresas, negocios y sociedades mercantiles nacionales y extranjeras; recurrente manejo populista de recursos
financieros (créditos “regalaos”,
subvenciones “a la desidia”, donaciones
“a países amigos”, ventas “al fiado”, préstamo “dados de buena fe”, deuda “hipotecando el patrimonio”, convenios de
intercambio “petróleo por baratijas”
y compra de afectos “a punta de chequera”).
Ahora bien, el régimen llamó a su propia
torpeza de abandono de la producción nacional como “GUERRA
ECONÓMICA”, pretendiendo ocultar la aguda crisis que tiene al pueblo sufriendo una
“ECONOMÍA DE GUERRA”
La jefatura nacional “no le queda otra” que seguir “escurriendo el bulto” culpando a otro de
sus propias incompetencias y decisiones desacertadas, que en 15 años ha sido la
estrategia oficial. Hoy por hoy, con la caída de los precios del petróleo, la súper-devaluación
de la moneda, la falla de los controles, la descomunal corrupción, el alto
gasto estatal, la ineficiente gestión pública y la escasez de alimento lo ponen
al descubierto en sus falsas excusas, mostrándolo “acorralado en sus patrañas” por no tener argumentos que expliquen la
aceleración de la inflación “que nos tiene
raquíticos”. Por ello, el Gobierno –
como nuevo artilugio- ha desempolvado un viejo mito, según el cual la inflación
obedece a la estructura monopólica de la economía venezolana, recurso al cual
se apela cuando se quiere encubrir sus causas monetarias y fiscales. Por eso se
recurre ahora, echarle la culpa del desastre económico a los MONOPOLIOS,
por eso lo
de la “Ley Antimonopolio” ¡Otro nuevo cuento chino!... Pero ¿Qué y
cuáles son esos monopolios en Venezuela?
En forma ilustrativa recordemos
que un monopolio es un privilegio legal o fallo de mercado, en el cual
existe un productor con un gran poder de mercado y es el único en una industria
dada que posee un producto, bien, recurso o servicio determinado y
diferenciado. Para que exista un monopolio, es necesario que en dicho mercado
no existan productos sustitutos, es decir, no existe ningún otro bien que pueda
reemplazar el producto determinado y, por lo tanto, es la única alternativa que
tiene el consumidor para comprar. En Venezuela, entre la lista de monopolios del
Estado, figuran: el hierro,
siderúrgica, gas natural, petróleo, petroquímica, puertos, minería, asfalto,
telecomunicaciones, comercialización de divisas, electricidad, acero, aluminio,
cemento, expendio de gasolina, importación de materias primera del sector
agrícola, producción y distribución de cabillas, fabricación de fertilizantes,
explotación de oro, así como los medios de comunicación audiovisual porque son
asignados mediante una concesión temporal.
En resumen, el viejo adagio
dice: “La Ley
entra por casa”, el Gobierno debe “Tomarse
un antídoto de Ley”, ya que en su poder tiene capital monopolista “por bojote”, usufructuados despóticamente tras esos bienes
industriales “estratégicos”, como se remacha
en el análisis. En fin, se viene estructurando en el país un “Capitalismo Monopolista de Estado”, “camuflado” bajo el eufemismo “Socialismo Bolivariano” que en sus 15
primaveras no le garantiza al pueblo contar con alimentos suficientes para “meter los pies bajo la mesa 3 veces al día”.
Autor. Larris Eduardo Silva Lara: [Ing. Agrónomo. Lido. (Esp.) Educación Técnica.
Tasador Profesional. Consultor Ambiental].
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