COLUMNA: Defendamos la provincia…
VERDADEROS “POPULISTAS” MENTIROSOS
Saludos,
amigos “Provincianos”… complacido de “abrir esta escotilla de opinión” en tan
prestigioso Diario. ¿Motivaciones de hacerlo?...
“como pa´llená un saco”, contestaría un cojedeño. Por eso, el tema sugiere esbozar un punto de vista real y verdadero de esta corriente ideológica-política, enfatizada
por una infame demagogia de las cúpulas del poder en lo que va del siglo 21. Por cierto camaradas
compatriotas, muchos versados en la materia afirman que los Índices de Progreso, ubican al país todavía rezagado en el siglo pasado, bastante detrás de
naciones vecinas de pueblos similares,
pero con gobiernos serios y progresistas.
Es bueno precisar, que "populismo" deriva de la palabra “pueblo”, pero es un término político usado
para designar corrientes diversas, no obstante caracterizadas: por su aversión de palabra o acción contra
las élites económicas
e intelectuales; por su rechazo de los partidos tradicionales; por su denuncia de la corrupción política por parte de
las clases privilegiadas, y por su
constante apelación "al pueblo"
como fuente del poder. Sin embargo, en esta última década, la clase asalariada venezolana, año tras año,
se empobrece más y más, mientras que las elites de poder, “de la noche a la mañana”, se convierten
en “intocables magnates”, en provecho
argucioso de un entorno viciado de corrupción, complicidad política y “maloliente” impunidad judicial, donde impera
la “ley del billete” y el pendejo que denuncie !queda privado de
libertad, y si además es intelectual “le
allanan hasta el pensamiento”… indistintamente, ¡va preso, sin derecho a pataleo¡. ¿Y los mentados Defensores del “Pueblo”?... ¡Bien gracias, muy
ocupados “protegiendo” sus insospechados
intereses!
Así pues, los personajes populistas se identifican
porque afirman enfocarse en “el pueblo”
y velar por su apócrifo beneficio
colectivo. No obstante, esa argucia alevosa ha llevado a grupos mercenarios del poder político a
convertirse en falsos benefactores del
pueblo venezolano, siendo esa
ambición manifiesta de pretender eternizarse en el gobierno (“cueste lo que cueste”), una muestra irrefutable
de ello. Por lo que, a futuro inmediato “el
populismo falso y demagogo” representa el enemigo a derrotar, en
prevalencia absoluta del bien común como
nuevo paradigma. Es decir, tanto en el discurso político como en la acción de gobierno “el pueblo” debe dejar de ser una masa electoral sumisa y
manipulable, sus derechos han de reivindicarse a través de Poderes Públicos independientes,
descentralizados y cabales en aplicación transparente de la Justicia. Por lo cual, es preciso
penalizar el abuso de poder y erradicar la perniciosa manipulación de la
pobreza, por parte de los populistas
mentirosos... quienes aprovechan las
ventajas del poder para “picar de la
gorda”, mientras al pueblo “le toca repelar los pellejos crudos”.
Aclaremos entonces, que el término populismo se usa en política con dos acepciones diferentes; una tiene
un significado positivo, cuando el
poder recae más en el pueblo y no en los políticos “viva la pepa”, quienes secuestran las instituciones… ”Despachando y dándose los vueltos”. La otra
posee connotación negativa, con el uso de "medidas populacheras", destinadas a “timar” la simpatía de
los electores, aún a costa de ser contrarias
al estado democrático. Un nefasto
ejemplo lo representan: las invasiones y
el irrespeto a la propiedad privada. Sin
embargo, auque aquí existen “verdaderos populistas
farsantes”, no es lo mismo populismo
que demagogia: mientras ésta última está referida al
discurso político aprovechándose de las emociones de los incautos, el populismo está referido a las
medidas políticas de gobierno, buscando “comprar conciencia” y “gozar”
de una espuria aceptación popular.
En resumen coterráneos, el populismo negativo ejercido por “verdaderos políticos mentirosos”, a pesar de ser anti-institucional , tiene su objetivo primordial enfocado no
en transformar profundamente las estructuras y relaciones sociales, económicas
y políticas de un país, sino en
preservar el poder y la hegemonía política (de populistas demagogos), a través de una falsa popularidad entre
las masas… “a costillas incluso, del perjuicio propio del pueblo
mismo”.
Autor: Larris Eduardo Silva Lara. C.I.: V-5.744.398. Telf. 0414-579.69.81
Lcdo. Esp. Educación Técnica.
Agropecuaria. Ing. Agrónomo. Tasador Profesional.