Defendamos a Cojedes. [Las Noticias de Cojedes, Sáb.:
27/06/15]
COJEDES: ¡Barco
encallado en “Mar de Torpezas”!
Un
fuerte abrazo amigos(as) lectores, “Defensores
de esta gran Barcaza territorial”, retribuyo con superlativo gozo los nutritivos comentarios que ustedes profieren
en halagos a los enfoques desde aquí expresados, voces que estimulan, día a día, esta difícil labor de crear
opinión pública, asumiendo de portavoz de quienes “abordan” preocupados por el destino incierto “del barco” donde van empacadas las ilusiones
de su familia, en ambición de ir viento en popa hacia mejor calidad de vida para
“los dueños del navío”, con
credencial legítima de pasajeros innatos
[léase: cojedeños genuinos con ombligo en tierra].
Ahora bien, es
bueno aclarar que Cojedes asimilado como “buque de cabotaje”, también transporta “el container” más valioso de su carga…“La esperanza de la gente”. Además, traslada sus pertenencias en: Recursos, materias primas, bienes, mercancías, sapiencias y experiencias desde un puerto local a
otro distante, esperando –con gran recelo-
ser guiado por ruta segura y con una correcta conducción. Es decir, los dueños
del barco y sus contenedores aspiran, esperan y apuestan a que la tripulación
designada [Capitán, Oficiales y Jefe de
máquinas], “den la talla” para enrumbar el navío con experto pilotaje,
evitando “que siga varáo”, ¡no por su carga, sino por la
ineptitud de quienes lo dirigen en un “Mar de torpezas”!… causando -a bordo- una peligrosa crisis de provisiones,
agudizada en abusos personalizados por la mísera paga y larga e inaudita deuda
salarial, “que tiene a sus marinos hartos
a punto de motín”. Recuérdese: “Barco
varáo no gana flete y donde manda capitán no se culpa al marinero”.
Cojedes, para
propios y extraños, representa -en la
geografía nacional- un portentoso Buque
Mercante, con atributos comparables a un descomunal Trasatlántico confortable, con opción a todos los servicios para
atender bien a sus pasajeros y marines, combinado con su extraordinaria capacidad
operacional de Galeón Carguero. Sin
embargo, hoy día sigue “encallado en un mar
de ineptitud, que ha motivado el reemplazo de tres (03) tripulaciones seguidas
-de la misma escuela mercante- en los
últimos 15 años”. Capitanes, capitanas y oficiales en puestos de timón, que
por su notoria ineficiencia, al parecer desconocen las maniobras de una buena política
náutica y las apropiadas rutas de navegación para llevar al Navío Cojedes a puerto seguro. Al
contrario, actúan como mercaderes piratas abusivos de sus propios pasajeros y
causando calamidades a bordo. Lo más grave del asunto, es que la tripulación
actual, ni siquiera propone un plan de pilotaje cardinal, para poner en rendimiento
de crucero a esta estupenda embarcación territorial. La cual, cuenta con todo
lo necesario para avanzar a toda marcha hacia muelle de descarga, donde pueda arrimar
su preciada carga, en beneficio de los dueños del barco y plena satisfacción de
los trabajadores de cubierta y sala de máquinas.
No obstante, “la situación de ineficacia de esta
tripulación en tal garrafal que, hoy por hoy, tanto los pasajeros y familiares,
como los marineros del Navío Cojedes están pasando penurias, por culpa de la
escasez de suministros comestibles y la decadencia de los servicios en alojamientos
y camarotes, en especial de agua dulce que los expone a sufrir enfermedades,
elevando el riesgo de morir por ausencia de remedios e insumos
médicos en la enfermería. Esto aunado a la gran inseguridad personal dentro
de la nave, a raíz de la actividad delictiva de indeseables polizontes que a
diario agreden a los pasajeros, atracan a los marines y asaltan las despensas,
en complicidad impune con ciertos tripulantes bandidos que merecen ser
arrojados por la borda, directo a las “afiladas fauces de la justicia”. Lo
único que les falta hacer “a esos tiburones corroñeros” es, “perforar
el casco de la nave” y huir -como
ratas- tras el virtual naufragio.
El grado de
ineptitud de la tripulación del Buque
Cojedes ha llegado a tal extremo que, además de ser mal conducido y hasta
encallar en aguas oscuras, presenta un
caos de navegación a bordo que lo
mantiene fondeado sin rumbo a seguir, sentenciando a sus pasajeros y condueños.
Por otra parte, esa misma ineptitud insolente en la capitanía ha propiciado una
honda molestia laboral de sus afanosos en cubierta, ya que los ha desvalorado
en su dignidad personal-familiar, golpeando a sus dependientes directo al
estómago, que además del miserable pago por su jornada, no respetan su contrato de trabajo y “de ñapa” les adeudan hasta “el modo de caminar”. No obstante, la Capitanía y su alta
corte de Oficiales comen en “Cazuela de
mariscos al ajillo con contorno de huevas de esturión, deglutido con mosto de vino
francés”. Mientras tanto, los dueños de la barca y sus navegantes de vaina comen en “Sartén de sardina al perico con ñemas criollas y pasan el tarugo con jugo
de pila”.
En resumen, el
gran Navío Cojedes se encuentra “varáo en el mar de la ineptitud” que
hunde a los que tienen agarrado el timón, quienes al parecer no conocen el GPS
o han perdido la brújula y el sextante para enfilar el rumbo hacia puerto
seguro. Su ineficiencia es tan grande
que, lejos de aprovechar al máximo las capacidades de esta portentosa nave, ni
siquiera pagan completo a sus marineros, predisponiéndolos a “un nefasto Motín de Subsistencia”… Los dueños del barco deciden la suerte de estos
“Piratas”: “tirarlos al agua o despacharlos en bote salvavidas sin bastimento”.
Nos veremos en el próximo
puerto.
Autor:
Larris Eduardo Silva Lara. C.I.: V-5.744.398.
Ing. Agrón. Tasador Profesional. Lcdo
(Esp.) Educ. Técnica Agropecuaria.
Consultor Ambiental..