Defendamos a
Cojedes.
EL AMBIENTE: “Un complejo medio vicioso”
Saludos
apreciados coterráneos, “Defensores del
ambiente”, agradecido una vez más por los formidables comentarios para con
esta columna de opción. Creo pertinente dar
inicio a esta temática con dos
interrogantes trascendentales, las cuales nos ayudarían a ubicarnos como individuos integrantes
dentro de un contexto más amplio, incluidos en un sistema sumamente complejo,
donde interactúan otros componentes y múltiples variables que determinan nuestra
esencia existencial. En primer lugar, debemos responder ¿Quienes somos? y en
segundo lugar, ¿Por qué existimos?.
Por supuesto, estas interrogantes pueden encontrar, entre
cada uno de nosotros, diferentes respuestas y variadas interpretaciones, en virtud
de los diversos puntos de vista que cada quien manejamos, en relación al campo
referencial que nos establece la experiencia, el conocimiento de causa y la capacidad de interpretación del entorno
en el cual nos desenvolvemos a diario.
Sin
embargo, se puede predecir que el “común
denominador” de nuestras respuestas indicará, indudablemente…”que somos
seres humanos, capaces de pensar, analizar y actuar racionalmente”. Es
decir, nos catalogaríamos como seres con inteligencia superior, ubicados
en la cima de la pirámide biótica, ejerciendo notable supremacía sobre las
demás especies vivientes que cohabitan con nosotros en este mundo, y que mal
llamamos “especies inferiores”.
Por otra
parte, seguramente, coincidiremos en que existimos gracias a la providencia de
un poder supremo (de Dios, por sobre todas las cosas), que ha definido
parámetros para que funcione el universo, sus galaxias, los sistemas
planetarios, nuestro mundo y sus ecosistemas terrestres. Es decir, afirmaremos
que existimos regidos por Leyes Naturales que imponen condiciones
favorables para que, como seres vivos, podamos nacer, crecer, reproducirnos y
finalmente morir. Pero, lo más importante, para poder mantener la especie
humana a través de los tiempos, lo constituye, precisamente, la fe en Dios y el
respeto a las leyes que rigen el equilibrio ecológico de nuestro mundo en el
sistema solar.
Este
orden universal, nos permite observar, por ejemplo, que los movimientos del
planeta tierra (traslación y rotación), determinan las estaciones climatológicas
y la duración de los días y las noches. Esto es, los meses secos, los meses
lluviosos, las fases lunares, el ciclo del agua, la formación de la capa de
ozono y el equilibrio ecológico (relación
armoniosa y permanente entre los seres vivos).
Conservar
esta relación en equilibrio, es vital para los seres vivos, por esto desde muy
pequeños nos han inculcado “que debemos cuidar el Ambiente”, pero a
menudo nos excluyen del mismo, ya que lo definen como: “Ambiente es... Todo
lo que nos rodea”. Sin embargo, debemos involucrarnos como parte importante
del ambiente y no solo lo que nos rodea, sino lo natural y lo cultural que
influye directamente sobre nuestras vidas. Esto indica, que el ambiente lo
conforman los suelos, el aire, el agua, la luz solar, la fauna, la flora, el
hombre... y, sin lugar a dudas, todo lo que nosotros construimos o hacemos para
sobrevivir y perpetuarnos como especie.
En
conclusión, como seres pensantes, conocedores de nuestra razón de ser, debemos
estar conscientes de la necesidad de conservar el equilibrio natural que
garantiza nuestra propia existencia. En otras palabras, parece que resultare
inevitable perturbar el ambiente, al realizar actividades que buscan mejorar la
calidad de vida de la humanidad, pero también se deben esmerar las medidas de
protección, conservación y mejoramiento del ambiente, y así evitar daños
irreparables en la naturaleza, que conlleven al desequilibrio ecológico y por
ende al exterminio de los seres vivos. En fin, buscando una mejor calidad de
vida, hemos aprovechado los recursos naturales del Sistema Ambiental, con múltiples propósitos, principalmente para
producir alimento, abrigo, insumos, combustible y asentar comunidades urbanas. Sin
embargo, en afán de cubrir las demandas de la humanidad, se ha explotado en
forma irracional los suelos agrícolas, las fuentes de agua potable, las
especies animales y vegetales que son fuente de materia prima, recreación, de
aire puro, sustancias y minerales tornando incierta la perpetuidad de nuestra
especie y la de otros seres animados que comparten con nosotros “la nave espacial” llamada Planeta Tierra. ¡Nos vemos dentro de siete días!.
LARRIS EDUARDO
SILVA LARA, Lcdo. Ing,
Tasador. Consultor Ambiental..
E-MAIL: larris_silva@hotmail.com
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