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viernes, 18 de marzo de 2011

RICOS POBREMENTE ADMINISTRADOS

SOMOS “RICOS”, PERO “POBRES” ADMINISTRADOS.
(PRIMERA PARTE)
Saludos amigos(as) seguidores(as), “Defensores de la prosperidad y el bien común”, agradecido por el alto respaldo recibido para con esta “ventana” de opinión, cuestión que me compromete cada día más con ustedes. Hoy quiero “abrirla” para darle “un vistazo” al círculo pernicioso de la pobreza en Venezuela. Aunque para mucha gente en el extranjero, este país es “muy rico”, porque tenemos petróleo, y no se justifica que haya “pobres” en nuestra patria. En este sentido, les cuento el siguiente anécdota: “En cierta oportunidad, le pregunté a un descendiente de Árabe, que siempre viajaba a su país… ¿Cómo percibían a Venezuela allá en Arabia?, su respuesta me vapuleó el gentilicio, me dijo, Venezuela es como un muchachito que ha heredado una gran riqueza, y que no sabe que hacer con ella… Pero, lo más grave es, que es fácil quitársela”. En consecuencia, mantengo la firme convicción, que “la pobreza nuestra” no está en el pueblo, sino en la clase política que ha llegado a asumir “las riendas” públicas, ya que cuando les toca administrar tan enorme fortuna: la despilfarra, la mal invierte y cuando no “la regala”, se la “arrebatan” en malos negocios internacionales, de esto hay un sinfín, por no decir “un bojote”, de casos que se pueden citar como nefastos ejemplos (en otro artículo les prometo ilustrarles). Por ahora fijaremos la atención en el por qué somos “ricos y vivimos en la pobreza”.
Ahora bien, comencemos diciendo que existe una confusión entre las causas y los efectos de la pobreza, lo que genera una especie de círculo vicioso. Para comprenderla es preciso destacar sus factores: a) Un primer factor, es la falta de equidad de activos (recursos naturales, tierra, servicios, ganado, vivienda, trabajo, dinero etc.), los cuales limitan la producción económica. b) Un segundo factor es de orden demográfico, es decir, los hogares más pobres tienen más dependientes. c) Un tercer factor tiene que ver con la escolaridad alcanzada. Se puede afirmar que a mayor escolaridad de las personas, aumenta la probabilidad de que el hogar no sea pobre. O sea, a mayores años de escolaridad aumenta la capacidad para la generación de mayores ingresos… por eso nuestros padres solían decir: “la mayor herencia que te voy a dejar es la educación”.
La Comisión Económica para América Latina (CEPAL), distingue entre la pobreza urbana y la pobreza rural. Para la primera considera tres indicadores: a) La situación demográfica. Considera a un hogar como pobre urbano, cuando la dependencia es igual o mayor a dos personas (alta carga). b) El desempleo. Un hogar en pobreza urbana presenta por lo menos una persona desocupada. c) Bajos ingresos y escasa educación. Se toma en cuenta el nivel de ingresos laborales y el número de años de escolaridad del jefe(a) del hogar o de la persona que aporta más ingresos. En el caso de la pobreza rural se asocia a: a) Poco acceso a la tierra; b) La dinámica demográfica, en especial la alta fecundidad. c) Bajos niveles de escolaridad y altas tasas de analfabetismo funcional; d) La dificultad de acceso a servicios básicos; e) El aislamiento geográfico y la falta de acceso a las comunicaciones; f) El deterioro ambiental y de la base productiva; g) El alto grado de riesgo de la agricultura; h) La utilización de tecnologías inapropiadas; i) La carencia de información y dificultades o falta de acceso a los mercados de tierra, agua, crédito y bienes en general.
En Venezuela y por ende en Cojedes, la pobreza se concentra en zonas rurales, pero sigue manifestándose en las zonas urbanas y en especial las grandes ciudades. Como soluciones posibles, tenemos: En primer lugar, la ampliación de las oportunidades y capacidades de las personas. La educación de calidad en todos los niveles. En segundo término, enfrentar la desigualdad estructural en lo relativo a la distribución de los activos, con énfasis especial en las tierras agrícolas, los créditos y los servicios sociales. Como tercer aspecto, está el de reforzar las políticas de regularización de la propiedad de la vivienda, buenos servicios y fuentes de agua, saneamiento así como buenas vías de acceso y medios de comunicación. En cuarto término, se deben procurar políticas para reducir la proporción de madres adolescentes. Dando información y medios necesarios para regular el tamaño de la familia de acuerdo con el número de hijos que la pareja desee tener. Finalmente, es preciso fortalecer la participación social y el ejercicio de la ciudadanía, en especial en los espacios públicos de decisión.
En resumen, la pobreza “nuestra” no es por falta de Recursos (tenemos de sobra) ni puede compensarse mediante subsidios: es un problema de gerencia (generación y distribución) de la riqueza, de la producción, y que sólo puede encararla el gobierno razonablemente atacando este punto central. Por ello, el cambio decisivo debe operarse en la política económica general, a través un programa de cambios estructurales que reduzca el rol “omnipotente del Estado” como propietario, empleador e interventor en la vida económica privada, pero eso sí, que refuerce su papel como protector de los derechos de todos los ciudadanos, sobre todo, los derechos de propiedad privada y garantías económicas para competir en mercados comunes internacionales. En fin, asumir una economía mixta, donde se atraiga al capital privado y que el Estado “no controle” sino que “regule” su dinámica. No se pierdan la segunda parte, va estar bien buena. “Nos vemos” en siete días. Hasta el lunes.

LARRIS EDUARDO SILVA LARA.

1 comentario:

  1. Este artículo se publica por el diario Regional "Las Noticias de Cojedes", ubicado en San Carlos estado Cojedes-Venezuela, en su página de opinión, en la Columna denominada "Defendamos a Cojedes" que tiene más de 10 años de tradición.

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