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jueves, 9 de enero de 2014

LA IMPUNIDAD

Defendamos a  Cojedes. (sábado, 11/01/14)
EL PEOR DELITO: <<Un crimen “sin culpable”>>
Estimados amigos(as) “Defensores de la vida y la paz social”, definitivamente como hijos del bien no podemos desmallar ante el auge desmedido del crimen en Venezuela, “da pena ajena” lo que refleja y padece nuestra sociedad ante el mundo. Corresponderá a cada quien repudiar y condenar a esa perversa  Inseguridad Personal de todos los compatriotas,  a raíz del crecimiento impune de la Criminalidad, que a diario deja secuelas dolorosas en seno de honorables familias nativas y foráneas,  signándole como un efecto de la Baja Eficacia, tanto de la Prevención del Delito, como de la Reprensión Criminal.  Esto último,  motivado quizá a las poco efectivas Actuaciones Policiales y a la escasa eficacia de los Procesos Judiciales, para el encarcelamiento de los autores materiales e intelectuales del crimen… mientras cohabiten ciudadanos de bien, infiltrados por Criminales impunes, la calle por siempre será “Insegura”.  
Ahora bien, es indispensable  que las autoridades en algunas comunidades realicen iniciativas para afrontar las condiciones que generan fechorías. Reconociendo que la delincuencia juvenil como adulta, son producto del hundimiento de las normas sociales tradicionales, a consecuencia del hacinamiento urbano, la droga, el incremento de la movilidad física y social, los efectos de las infravivienda y desunión familiar, el desempleo, el subempleo, la crisis económica, y algo nuevo, la violencia política por la vía de la agresión, entre otros. Por ello, resulta lógico pensar que una Prevención del Delito efectiva requiere la Separación de Poderes e Instituciones Técnica-policiales sólidas con asignación de recursos suficientes, que implanten planes, programas y proyectos que aporten guías de actuación, de control, de evaluación y   de reorientación, realizadas tanto en el plano teórico, como el que atañe a la tradición, por la familia, por la escuela y por la fuerza de la costumbre y la convivencia social.
Por otra parte, aunque se desconocen al “dedillo” las causas del delito. La Teología, afirma que los crímenes alevosos, están instigados por el demonio, contrarían la ley de dios. Una teoría biológica afirmaba que los delitos son cometidos por aquellos que nacen con ciertos rasgos físicos hereditarios reconocibles. Los estudios comparativos demuestran que no existen los llamados ’tipos criminales’ con disposición innata para el crimen. Sin embargo, algunos investigadores siguen manteniendo que ciertas anormalidades en el cerebro y en el sistema endocrino contribuyen a la actividad delictiva. Otro intento de explicación es relacionar el comportamiento criminal con el entorno natural y físico.  Importantes criminólogos socialistas, han considerado el delito como efecto derivado de  la pobreza, afirmando que la criminalidad tiende a aumentar con el desempleo masivo y al agudizarse las condiciones vitales de la miseria, en especial en los barrios marginados, sin servicios públicos, alto hacinamiento, la falta de privacidad, sin espacios adecuados para convivir, carencia de diversión y problemas de sanidad y drogadicción. Este tipo de condiciones generan sentimientos de necesidad y desesperación que conducen al crimen como salida. Otros teóricos relacionan la criminalidad con el impacto desencadenado por las crisis económicas y el sentimiento generalizado de inseguridad y desprotección derivados de situaciones de injusticia, de ingobernabilidad, de irrespeto descarado y cotidiano de los Derechos Humanos y de la Impunidad del Crimen. En otras palabras, cuando una sociedad se vuelve más inestable y sus ciudadanos sufren mayor angustia y temor ante el futuro, la criminalidad tiende a aumentar… según esto, “el crimen  se convierte en un efecto de un conjunto plural de convergentes causas biológicas, psicológicas, culturales, económicas, sociales - y  hasta - políticas”.
En resumen, la criminalidad es un efecto, bien lo dijo Bolívar…”La impunidad de los delitos hacen que estos se cometan con más frecuencia: al fin llega el caso que el castigo no basta para reprimirlos”, induce el Libertador que un delito sin culpable será la causa del crecimiento de la criminalidad, es decir ésta no puede ser reprimida y redimida hasta que sean arrestados y procesados los criminales. Por ende, el más eficaz instrumento disuasorio para reprimir la actividad delictiva es la conciencia del criminal de que si  comete un crimen  tiene grandes probabilidades de ser identificado, detenido y sentenciado a una condena escabrosa que supere el placer (o el negocio) de cometer el delito. En fin, La mayoría de la opinión pública nacional entiende que, para solucionar el problema de la delincuencia y la alta criminalidad, es importante el arresto y condena severa de los delincuentes, por supuesto, con la alternativa de su reinserción en la vida social del país. La Prevención del delito debe atacar a las citadas Causas Múltiples, por lo que es poco factible lograrlo con solo un equipo, de excelentes técnicos, hacinados en una “oficina escueta” de alguna dependencia sin presupuesto, ni vinculación interinstitucional. Nos vemos el próximo sábado.
Autor: Larris Eduardo Silva Lara. C.I.: V-5.744.398.
Ing. Agrónomo. Lcdo. (Esp.) Educación Técnica. Tasador Profesional.
E-mail: larris_silva@hormail.com. Twitter: @larris_silva. 

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